La melancolía no
es triste
es como la miel y el ámbar
de finales de Noviembre
cuando la chopera enciende
su cabellera dorada,
y un sol de cobre se acuesta
como un ascua que retuesta
la tarde tras las ventanas.
La melancolía no es
triste
es como la miel y el
ámbar
y vuela como una
diosa
elegante y cadenciosa
con finas alas doradas
derramando su
postrera
luz tenue por las
aceras
los tejados y las plazas.
La melancolía no es
triste,
es como la miel y el
ámbar
pero muchas otras veces
se encapota y se
oscurece
como una tarde
enlutada
que por respirar se eleva
igual que una sombra negra
con alas de hiel
amarga.