LE QUEDA POCO A LA TARDE
Le queda
poco a la tarde
el
frío la está apagando,
tan solo un vestigio breve
ceniciento,
triste y pardo.
A
poco se desdibuja
el contorno del tejado,
como si el fondo sombrío
se lo estuviera
tragando
y la tarde
moribunda
se diluye.
Vuelan grajos,
y esa campana lejana
parece que está llorando.
Desde un rincón, encogido,
envuelto en mis propios brazos,
miro el cielo taciturno
después de ponerse el astro
y pienso: ¡Qué aire tan triste
…como duele respirarlo!.
Esta noche va a ser larga,
lo presiento …
Y
mis dos manos
ya no cantan,
están mudas
calladas , como de
plástico,
mis dedos se quedan quietos,
ya se me están congelando.
… La tarde sigue cayendo
como una losa de mármol.
Santos Moreno